El marketing logístico supone un concepto que se está poniendo de moda, ya que reúne dos elementos: la diferenciación de marcas y su potenciación, que es lo que pretende el marketing, con los diferentes objetivos de la logística.
Pero, ¿cómo se unen exactamente estas operaciones con el marketing?
¿Cómo se une el marketing con la logística?
El marketing es un conjunto de técnicas que promueven la comercialización de un producto y potencian su marca. Cuando se une esta definición con la de logística, es posible que el usuario piense que el concepto significa que las acciones se están llevando a cabo para comercializar en sí el servicio que aporta la logística.
Sin embargo, no es así. El significado real que engloba es una mejora en el servicio que se ofrece al consumidor final, es decir, al cliente, mediante el uso de la logística.
El cliente final es el principal objetivo del marketing logístico. Hoy en día, la logística se utiliza para fidelizar a este consumidor. La razón por la que se habla de marketing logístico, uniendo ambos términos, es por el funcionamiento actual de la cadena de producción.
El producto se gestiona y entra en un circuito en el que, después, se llevará a cabo su manipulación en el interior de un almacén. Por último, y aquí viene uno de los puntos más importantes, se transporta correctamente hasta el cliente final.
¿Cuáles son las características básicas del marketing logístico?
Para continuar entendiendo este concepto moderno, es imprescindible conocer sus características básicas. Esos elementos serán los que diferencien y hagan destacar a una empresa frente a su competidora.
1. Conocer el mercado
Es imprescindible conocer qué tipo de clientes se tienen y, para ello, resulta fundamental investigar en qué clase de mercado se mueve la empresa. Todo ello conlleva tanto el estudio de los competidores como el de las nuevas exigencias que vayan surgiendo entre los clientes, es decir, las propuestas del primero y las necesidades del segundo.
2. Marcar las capacidades logísticas
Es relevante ser conscientes de las necesidades logísticas de una empresa. Solo de este modo será posible cumplir con el primer punto mencionado, ya que la logística deberá ser coherente con la necesidad que el cliente exprese. Incluso aunque al principio tenga un mayor coste, la repercusión será positiva.
3. Detectar las zonas mejorables
Hay que ponderar la demanda del usuario con el servicio logístico, lo cual lleva a este punto: detectar qué áreas son mejorables.
Hay muchos ejemplos típicos que una empresa debe mejorar. Como, por ejemplo, utilizar adecuadamente el embalaje para que los productos no se dañen; y, a su vez, procurar que el impacto en el medio ambiente por el uso de plásticos sea menor.
El cliente actual tiene en cuenta todo tipo de aspectos a la hora de seleccionar los servicios de una empresa concreta. Por eso, estas áreas pueden marcar la diferencia frente al competidor.
4. Implementación de las mejoras
Una vez se ha llevado a cabo el pertinente estudio de las áreas mejorables, en relación con la capacidad de la logística empresarial, y se han realizado los cálculos necesarios, queda la implementación.
Esta última acción pasa por la la creación de la oferta y el uso del marketing logístico. Se revela como indispensable que la estructura elaborada en torno al marketing esté relacionada con las funciones de la empresa y, efectivamente, se pueda cumplir con él.
El marketing logístico constituye, en definitiva, un concepto que contribuye a un crecimiento exponencial de las empresas, pues es la base actual de cualquier tipo de estrategia comercial. Se trata de la atención del negocio enfocada al gran público y llevada a cabo de la manera más brillante.
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